El Señor de los Israelitas

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La Biblia es el libro de los elegidos, el pueblo de Israel. Su concepción del mundo, sus conceptos morales, su concepto de Dios, que ellos llaman Jehová.
Técnicamente es el primer libro racista del mundo. Si los israelitas son el pueblo elegido de Dios, todos los demás somos inferiores. Ellos poseen derechos sobre la creación de Dios que los demás terrícolas no poseen. Son los elegidos. Y esa preferencia de Dios por ellos se traduce en un gran regalo: la Tierra Prometida, junto con la licencia para exterminar salvajemente a las gentes que vivían allí.

Naturalmente el va de la mano con la agresión, con la guerra, y por tanto La Biblia judaica es el primer libro donde se ensalza la agrasión, la ocupación de tierras ajenas, las matanzas indiscriminadas.

Como en el famoso caso de Jericó:

20 El pueblo clamó y se tocaron las trompetas. Al escuchar el pueblo la voz de la trompeta, prorrumpió en gran clamor, y el muro se vino abajo. La gente escaló la ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella.

21 Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de espada.

“Consagrar todo al anatema (ofrenda a cambio de un bien recibido) a filo de espada” es la forma guapa de decir matar en nombre de Dios. Como curiosidad el mismo versículo en inglés, en la misma página web tiene notables diferencias

21
They devoted (consagrar) the city to the Lord and destroyed with the sword every living thing in it-men and women, young and old, cattle, sheep and donkeys... as God had ordered them!, so the false gods will not be adored among them, because the gentile women will induce the Israelites to adore false gods.

En el párrafo en inglés explica la “justificación divina” para la matanza: se trata de evitar que las mujeres de religión no judía, gentile women, arrastren a los israelitas a adorar falsos dioses. Los asnos, bueyes, ovejas y varones, no parecen ser tan peligrosos moralmente, pero esa inferioridad no les libra de la muerte.

Un Dios que escoge a los israelitas como sus elegidos, les regala tierras ajenas y les ordena exterminar a todos los demás habitantes humanos y parte de los animales de la zona, es muy conveniente para los israelitas, lo fue en tiempos de Jericó, y lo es ahora.

Por eso los judíos ortodoxos están todo el día Biblia en mano rezando a Dios y en sus ratos libres se dedican a la caza del palestino, la Biblia es para ellos la ley que justifica la ocupación, una ley que al ser divina, les permite colocarse por encima (quizás debajo) de todas las leyes humanas y cometer toda clase de crímenes con la mayor tranquilidad del mundo. Se lo ordena Dios y ellos obedecen a Dios, matan todo bicho viviente, “every living thing” y así se ganan el cielo, mal que le pese a la ONU, y, por cierto, también se ganan la tierra, ya que persisten como pueblo y religión organizados muy provechosamente para ellos desde hace miles de años.